31 de diciembre de 2010

A dónde es que tú me llevas


¿A dónde es que tú me llevas
que nunca arribas ni paras?
O es, di, que nunca tendremos
eso que llaman "la casa"
donde yo duerma sin miedo
de viento, rayo y nevadas.
Si tú no quieres entrar
en hogares ni en posadas
¿cuándo es que voy a dormir
sin miedo de las iguanas
y cuándo voy a tener
cosa parecida a casa?
Parece, Mama, que tú
eres la misma venteada...

-Si no me quieres seguir
¿por qué no dijiste nada?
Yo te he querido dejar
en potrerada o en casa
y apenas entras por éstas
te devuelves y me alcanzas
y tienes miedo a las gentes
que te dicen bufonadas
y en las ciudades te azoran
los rostros y las campanas.

-Es que yo quiero quedarme
contigo y tú nunca paras.

Di siquiera a dónde vamos
a llegar. ¿Es en montañas
o es en el mar? Dilo, Mama.

-Te voy llevando a lugar
donde al mirarte la cara
no te digan como nombre
lo de "indio pata rajada",
sino que te den parcela
muy medida y muy contada.
Porque al fin ya va llegando
para la gente que labra
la hora de recibir
con la diestra y con el alma.
Ya camina, ya se acerca,
feliz y llena de gracia.

By Gabriela Mistral !

29 de diciembre de 2010

Dame la mano.


Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...

El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina, y nada más...

By Gabriela Mistral!

Ternura !

28 de diciembre de 2010

Para que no me olvides [Fragmento]


ME quedo en cama cada vez más seguido. ¿Para qué levantarme? No tengo nada qué hacer, ni deseos latentes, nada. Las visitas y el fonoaudiólogo son mi única actividad, ninguna elegida por mí. Las visitas empiezan a disminuir, ya pasó de moda el tema de mi enfermedad. Además, la gente no sabe qué hacer conmigo. Algunos creen que la afasia es una especie de locura, que estoy mal de la cabeza y me temen. Otros se desesperan de hablar solos y no vuelven más.

By Marcela Serrano !
Para que no me olvides !

22 de diciembre de 2010

Un verano. Aquel verano.


La suave brisa corría por las tranquilas calles de Boston. Los verdes no eran suficientes para disimular la gran cantidad de energía calórica emitida por la fusión producida en el sol. Era el verano de 1898. Junto con mi familia, disfruto de estas vacaciones.

Mi nombre es Aurora. Soy chilena, aunque hablo bien el inglés o por lo menos, eso dicen. He estado viajando constantemente entre Chile y Boston, desde pequeña, pero sin duda mi corazón está en Chile. Mi apariencia es como la de cualquier muchacha de 18 años de la aristocracia chilena. Mis ojos son verdes. Mi tez blanca. Tengo cabellera larga y rizada color castaña y 1 metro y 72 centímetros de estatura, lo que me encanta. Soy demasiada alta, para el común de la gente. Si me preguntan sobre mis gustos, generalmente, visto vestidos de lino con detalles bordados, aunque debo confesar que mis preferidos son los tonos pasteles. Mi personalidad… simplemente puedo decir que es como un reactor nuclear. Siempre controlada. Tal vez mi principal característica. Me considero una persona tranquila.

Por aquellos días, nuestra mansión, en su interior se asemejaba a una bomba termonuclear, por lo que yo siempre solía dar un paseo por los jardines. Este año, mi madre, la señora Regina Rodriguez – como siempre la llamé, más bien, molesté- no me acompaña. Esta en chile. Me escribe constantemente. Nunca perdemos ni perderemos la comunicación. Se preocupa por “informarme” de los trabajos de reparaciones de nuestra casa en Chile, que quedo devastada por las torrenciales lluvias y fuertes vientos del pasado invierno. Una verdadera bomba atómica, así puedo describir el crudo invierno chileno. Obviamente, en sus escritos, me informaba de lo que acontecía en la vida chilena, aunque, claro, poco me interesaba saber sobre la “vida social”.

A los días de haber llegado a Boston, por la tarde salí a recorrer aquellas tranquilas calles. Camino. Ahora pienso en las temporadas pasadas ¡MATÍAS! Mi amigo de la infancia. Cómo no recordar su compañía, sus bromas, su simpatía y carisma, su cariño. En esos años éramos apenas unos niños, que disfrutaban de la vida. Siempre juntos. No sé como llegué a este lugar. Mis pies a veces me traicionan. Estoy frente a la puerta de su casa. Su madre me recibe. Matías no está. Ella me cuenta que está en un viaje de estudios por Europa. ¡Como me gustaría estudiar y viajar! Pero en Chile, para mí, eso no es posible. Continúo con mi paseo. Ahora busco otro panorama. Camino en dirección a la laguna, rodeada de un verde paraje, con altos y frondosos árboles, algunos de ellos son frutales. Llegué a la laguna. Me llama la atención aquel árbol. Quiero descansar bajo su sombra y embriagarme con su cítrico aroma de naranja. ¡Me encantan las naranjas!

Desde aquí puedo observar todo a mí alrededor. Esta laguna no tiene, ni necesita, masa crítica eólica. Escogí una rama. Tiene tres deliciosas naranjas. Cogí una. Para mi sorpresa, se produjo una reacción en cadena. ¡Una lluvia anaranjada!. Era una verdadera lluvia de naranjas sobre mí.

Con la naranja en mi mano y después de ella lluvia frutal, me senté bajo la abrasadora sombra de este árbol. Desde siempre visite esta laguna; cuando pequeña traía conmigo mi muñeca adorada y jugabas tardes enteras en este hermoso lugar, rodeada de colores y sobre todo, verde. Sin duda, han pasado varios años desde ese entonces. Cierro mis ojos.

Frente a mi hay un muchacho alto, de tez blanca, ojos color marrón y cabellos castaños y cortos. Viste un elegante traje negro. Se ve muy guapo. ¿Pero, si no es Diego?

Me levanto del costado del árbol rápidamente. Aun permanezco con la mirada confusa. Lo primero que pronuncio es: Diego Domínguez, sin poder, aun, dejarlo de mirar a los ojos. Se mirada también se encuentra clavada en los míos. Él me responde. Sigo desconcertada. Estoy soñando. Aún lo ve frente a mí. Es real. ¡ES DIEGO! No tengo la más mínima idea de que hace aquí y mucho menos me atrevo a preguntárselo.

Sin poder saber cómo ni por qué estamos sentado bajo el árbol, conversando. Este año su familia decidió salir de vacaciones fuera de Chile, para tomar nuevos aires y con un propósito claro: conseguir nuevos negocios y rumbos comerciales. Mientras Diego me habla, yo siento como si miles de kilos de TNT estallan dentro de mí.

Que hermosa se ve la laguna y más aún con Diego a mi lado. Solo puedo pensar que esto es una “coincidencia” de la vida y ¡que coincidencia! Increíble. Genial. O como dicen por acá “nice”. Desde que visitaba la laguna, nunca me había llevado una sorpresa tan grande.

El silencio se torna eterno. Diego contempla las cristalinas aguas desde cerca. Supongo. Cierro los ojos. Diego esta frente a mí y con gran ternura acerca su mano derecha hacia mí y me regala una linda rosa blanca. Aun no puedo articular alguna palabra, solo atino a mirarlo con ternura. Me sonríe. Mi mano por fin se decide a coger esa rosa, poco a poco acerco mi mano a esa flor, la distancia es cada vez más pequeña. Ambas manos se juntan.

Creo que escucho mi nombre. ¿Quién me llama? Esa voz me acaba de despertar. Sí, me quede dormida. Era solo un sueño. Un lindo sueño. Pero, ¡qué gran imaginación tengo! Miro a mi lado. No, no está. Siento que mi corazón sufre una fisión. Todo ha sido una ilusión.

Aun me llama esa voz. En mi rostro se refleja mi tristeza. Me levanto. Observo hacia la dirección de donde proviene esa voz. Solo logro apreciar una silueta. Esta demasiado lejos aún. Se acerca. ¡Es Diego! De vacaciones en Boston. Veo su hermosa sonrisa. Mi rostro cambia su expresión. La felicidad no la puedo ocultar. Me es imposible no dejar escapar una sonrisa…

By Dirgnithý !

20 de diciembre de 2010

Acabar con todo.


Dame, llama invisible, espada fría,
tu persistente cólera,
para acabar con todo,
oh mundo seco,
oh mundo desangrado,
para acabar con todo.

Arde, sombrío, arde sin llamas,
apagado y ardiente,
ceniza y piedra viva,
desierto sin orillas.

Arde en el vasto cielo, laja y nube,
bajo la ciega luz que se desploma
entre estériles peñas.

Arde en la soledad que nos deshace,
tierra de piedra ardiente,
de raíces heladas y sedientas.

Arde, furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible, arde
como el mar impotente engendra nubes,
olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo,
como camina el tiempo entre la muerte,
con sus mismas pisadas y su aliento;
arde como la soledad que te devora,
arde en ti mismo, ardor sin llama,
soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
oh mundo seco,
para acabar con todo.


By Octavio Paz !

7 de diciembre de 2010

Ángel para un final - Los Bunkers

l

Cuentan que cuando un silencio
aparecía entre dos,
era que pasaba un ángel
que les robaba la voz.
Y hubo tal silencio el día
que nos tocaba olvidar
que, de tal suerte,
yo todavía
no terminé de callar.

Todo empezó en la sorpresa,
en un encuentro casual,
pero la noche es traviesa
cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda
que pacta con el dolor
o pasa un ángel,
se hace leyenda
y se convierte en amor.

Ahora comprendo
cuál era el ángel
que entre nosotros pasó.
Era el más terrible,
el implacable,
el más feroz.

Ahora comprendo en total
este silencio mortal.
Ángel que pasa,
besa y te abraza,
ángel para un final.

By Los Bunkers!
Música Libre !
de Silvio Rodriguez !


5 de diciembre de 2010

No hay un viento tan orgulloso de su vuelo


No hay un viento tan orgulloso de su vuelo
como esta neblina volátil
que ahora está cerrando las piedras de la costa,
para que ni las piedras oigan latir su lágrima encerrada.

Oh garganta: libérate en goteantes estrellas:
echa a correr tus llaves a través de los huesos.
Que ruede un sol salado por la costa del día,
por las mejillas de las rocas.
Aparezcan las hebras del sollozo afilado en la espuma.

Niebla: posa tus plumas en la visión vacía
hasta donde las alas físicas de la muerte
abran la tempestad.
Sonámbula, apacienta tus ovejas sin ojos.
Famélica, devora la esencia y la presencia.
Oh peste blanca recostada en la marea.

Oh ánima del suicidio: ¿Quién no ama tus cabellos
perezosos y, al verte, ¿quién no mira su origen?
Neblina de lo idéntico: yo soy eso que soy,
y estoy como un carbón condenado a dormir en mi roca.

Me desvela el espectro de la revelación
debajo de esta blanca telaraña marítima
tejida por la historia de la luz cenicienta:
espina que me impide respirar
debajo de mi lengua.

By Gonzalo Rojas !
Retrato de la niebla!

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