21 de octubre de 2014

Soneto II




Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aún la primavera.
Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos desde otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.
Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones
tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombre y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los claveles.

By Pablo Neruda !
Cien Sonetos de Amor !

19 de octubre de 2014

Soneto XCIX


Otros días vendrán, será entendido
el silencio de plantas y planetas 
y cuántas cosas puras pasarán!
Tendrán olor a luna los violines!
El pan será tal vez como tú eres:
tendrá tu voz, tu condición de trigo,
y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del Otoño.
Aunque no sea como está dispuesto
el amor llenará grandes barricas
como la antigua miel de los pastores,
y tú en el polvo de mi corazón
(en donde habrán inmensos almacenes)
irás y volverás entre sandías.

By Pablo Neruda !
Cien Sonetos de Amor !

28 de septiembre de 2014

Soneto VI



En los bosques, perdido, corté una rama oscura
y a los labios, sediento, levanté su susurro;
era tal vez la voz de la lluvia llorando, 
una campana rota o un corazón cortado.
Algo que desde tan lejos me parecía
oculto gravemente, cubierto por la tierra,
un rito ensordecido por inmensos otoños,
por la entreabierta y húmeda tiniebla de las hojas.
Pero allí, despertando de los sueños del bosque,
la rama de avellano cantó bajo mi boca
y su errabundo olor trepó por mi criterio
como si me buscaran de pronto las raíces
que abandoné, la tierra perdida con mi infancia,
y me detuve herido por el aroma errante.


By Pablo Neruda !
Cien sonetos de amor !

4 de septiembre de 2014

Septiembre 4.




Mil y una historias, miles de horas, millones de segundos, infinitos recuerdos. Me atrae tú verde infinito, con nubes o sin ellas, con gotas de miel o hiel, con un sol radiante o tímidos rayos de luz.

Hoy las nubes no se van. Respiro profundo, te contemplo, cierro los ojos y ya no están. Mágico lugar, hasta el infinito y más allá. Todo lo que busco lo he encontrado aquí. Amor eterno. 

Camino por la oscuridad de la noche. Bajo la luna, tu mano me ayuda a no caer. Segundos eternos. Ayúdame a estar aquí, a tu lado. No me dejes caer más.

31 de agosto de 2014

Domingo 26 de enero




Me atraían sus ojos, su voz, su cintura, su boca, sus manos, su risa, su cansancio, su timidez su llanto, su franqueza, su pena, su confianza, su ternura, su sueño, su paso, sus suspiros. Pero ninguno de estos rasgos bastaba para atraerme compulsiva, totalmente. Cada atractivo se apoyaba en otro. Ella me atraía como un todo, como una suma insustituible de atractivos, acaso sustituibles.

By Mario Benedetti !
La Tregua !






18 de agosto de 2014

Las Valkirias [Fragmento]


- Veo esa tierra -su voz era pausada, tranquila, aunque la segunda mente apareciese de vez en cuando, diciéndole que Paulo debiese encontrar todo ello ridículo-. Estamos en un lugar seguro, podemos quedarnos aquí por la noche, mirar las estrellas acostados en el suelo y hablar sobre ángeles. No hay escorpiones, ni serpientes ni coyotes.



"¿Creerá que lo estoy inventando? ¿Qué quiero impresionarlo? ¡Pero tengo ganas de decir eso!".



El planeta reservó ciertos lugares sólo para él. Nos pide que nos vayamos. En estos lugares, sin los millones de formas de la vida que caminan por la superficie, la Tierra consigue quedarse sola. También ella necesita soledad, pues procura entenderse a sí misma. 



"¿Por qué digo ésto? Va a pensar que quiero exhibirme. ¡Estoy consciente!"



 Paulo miró alrededor. El lecho del río parecía gentil, suave. Pero inspiraba terror, el terror de la soledad total, de la completa ausencia de la vida. 


By Paulo Coelho !

17 de julio de 2014

Puentes como liebres [Fragmento]



Tomamos café, que estaba recalentado, casi diría que repugnante, pero ni ella ni yo teníamos ganas de volver a nuestros respectivos camarotes. Celina compartía el suyo con dos viejas; yo, con tres futbolistas. Menos mal que la noche estaba espléndida. Aquí ya no había niebla y la Vía Láctea era emocionante. Estuvimos un rato mirando el agua, que golpeaba y golpeaba, pero hacía frío y decidimos sentarnos adentro, en un sofá enorme. Ella se puso un saquito porque estaba temblando, y yo, para transmitirle un poco de calor, apoyé mi largo brazo sobre sus hombros encogidos. El ruido del agua, el olor salitroso que nos envolvía y los pasillo totalmente desiertos, creaban un ambiente que me pareció cinematográfico. Era como si actuáramos dentro de una película. Nosotros, la pareja central.

Estuvimos callados como media hora, pero los cuerpos se contaban historias, hacían proyectos, no querían separarse. Cuando apoyó la cabeza en mi hombro, yo balbuceé: "Celina". Movió apenas el cabello rojizo, sin mirarme, a modo de saludo.  Un largo rato después, cuando ya creía que estaba dormida, dijo despacito: "Pero quién sabe".

By Mario Benedetti !

16 de julio de 2014

[Fragmento] Los puentes



[...]Y como estas dormida y estas lejos
lo podremos mirar sin esa prisa
que tiembla en tu mirada cuando vienes.
Lo podremos mirar, sí, con los ojos
que tú te quitas siempre y que me entregas,
cuando vas a dormir, como sortijas,
para que yo los guarde y no esté ciego.
(Tus ojos son más míos cuando duermes
porque miran a nada o a los sueños,
y yo soy ese sueño, o nada, tuyo).
Y hoja por hoja,
sin miedo a que se escape tu mirada
con algún dios que cruza la esquina,
iremos, yo, tus ojos y yo, mientras descasas,
bajo los tersos párpados vacíos,
a cazar puentes, puentes como liebres,
por los campos del tiempo que vivimos.
[...]


By Pedro Salinas !

14 de julio de 2014

Los cómplices




Te decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse.


By Gonzalo Rojas !

2 de julio de 2014

Táctica y estrategia


Mi táctica es 
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.

Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.

Mi táctica es 
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es 
ser franco y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.

Mi estrategia es 
en cambio
más profunda y más
simple.

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé 
con qué pretexto
por fin me necesites.

By Mario Benedetti !


1 de junio de 2014

Te espero



Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas,
lo sé, sé que no vendrás.

Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
sé que ya no estás.

Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor,
que no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
pues sé que no vendrás.

Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá,
yo aquí,
añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
quizás por el resto de nuestras vidas.

Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
y la luna oculta ese sol tan radiante,
me siento sólo, lo sé;
nunca supe de nada tanto en mi vida,
sólo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.

Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.

Mi aire se acaba como agua en el desierto,
mi vida se acota pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?,
te preguntarás...
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me ermite estar allí,
porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no sólo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo sólo asó?
¿Por qué no sólo...?

By Mario Benedetti !


26 de mayo de 2014

La tregua [Fragmento]


"Ahora lo sé. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estas hecho de buena madera". Nadie me había dedicado jamás un juicio tan conmovedor, tan sencillo, tan vivificante. Quiero creer que es cierto, quiero creer que estoy hecho de buena madera. Quizá ese momento haya sido excepcional, pero de todos modos me sentí vivir. Esa opresión en el pecho significa vivir.

                                                                                                    By Mario Benedetti !

21 de mayo de 2014

Las Valkirias [Fragmento]



   -¿En qué estás pensando? -preguntó Took.
   -En lo que hablaban ustedes. En Paulo viajando solo. En la segunda mente. En si su ángel tiene alas. Y en por qué esto me está interesando tanto. A fin de cuentas, creo que nunca hablé sobre los ángeles. 
   -No, no. Quiero saber si existe otra cosa que pase por tu pensamiento. Algo que tú no controlas.
   Ella sintió las manos de él tocando los lados de su cabeza.
   -Relájate, relájate -el tono de voz era más suave-. ¿En qué estás pensando?
   Había sonidos. Voces. Hasta ahora se daba ella cuenta de lo que estaba pensando, aunque aquello hubiese estado en su cabeza casi un día entero.
   -Música -respondió-. Estoy cantando sin parar una canción desde que la escuché ayer en la radio cuando veníamos para acá.
  Sí, estaba cantando esa canción sin cesar; comenzaba y terminaba, terminaba y comenzaba de nuevo. No lograba sacársela de la cabeza.
   Took le pidió que volviera a abrir los ojos.
  -Esa es la segunda mente -dijo-. La que está cantando esa canción Podría ser una preocupación cualquiera. O, si estuvieses enamorada, podrías tener ahí dentro a la persona con la que te gustaría estar, o lo que desearías olvidar. Pero la segunda mente no es fácil: trabaja independientemente de tu voluntad.

By Paulo Coelho !

17 de abril de 2014

Perdí las palabras


Hoy siento miedo
la palabra se me ha roto
la exactitud no es tan exacta
a esta hora de la tribulación
un sueño largo largo como la tristeza del tiempo
las palabras
qué son las palabras
He olvidado el tono de mi voz
la hilaridad de la coherencia
Hoy me perdí en el paso intrascendente
de los pes qué confusión de rostros
cuántas ideas perdidas en la nada.

By Yrene Santos !

7 de abril de 2014

[...] Lo que nombran las palabras


[...]
Soy 
esta mujer de aire,
esta pupila imbécil
que despierta las sirenas y los pájaros,
este número de plomo 
que me entierra el cráneo.

Soy también
una mueca que va mojando sílabas,
garabato pequeño que se escurre
y entra al sueño del poema.

El poema siempre está solo.
La soledad es palabra
en el instante de la muerte.

By Martha Rivera !


La mujer que soy yo


Por ahí debe andar
la mujer que soy yo
La mujer que me tiene escondida
el silencio 
Por ahí debe ser
La mujer de mí misma
en la que no he vivido
Por ahí debe verme de mirarme
la que me nació al nacer
la simple
la forma verdadera del retorno
Por ahí debe andar
donde el cuerpo no sabe aún
que existo.

By Aurora Arias !

1 de abril de 2014

Viento


Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas de aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.

Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento como de ola.

Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire siempre de viaje.

By Octavio Paz !

27 de marzo de 2014

Oscuridad hermosa.


Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.

Palpitante, 
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.

Corriste por mi casa de madera,
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible,
tan hermosa que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.

By Gonzalo Rojas !

26 de marzo de 2014

No te enamores.



"...No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe... No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias. Una que no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMAS se regresa..."


By Martha Rivera G !

5 de enero de 2014

Un viejo que leía novelas de amor [Fragmento]


Antonio José Bolívar Proaño sabía leer, pero no escribir.

A lo sumo, conseguía garrapatear su nombre cuando debía firmar algún papel oficial, por ejemplo en época de elecciones, pero como tales sucesos ocurrían muy esporadicamente casi lo había olvidado.

Leía lentamente, juntando las sílabas, murmurándolas a media voz como si las paladeara, y al tener dominada la palabra entera la repetía de un viaje. Luego hacía lo mismo con la frase completa, y de esa manera se apropiaba de los sentimientos e ideas plasmados en las páginas.

Cuando un pasaje le agradaba especialmente lo repetía muchas veces, todas las que estimara necesarias para descubrir cuán hermoso podía ser también el lenguaje humano.
Leía con ayuda de una lupa,la segunda de sus pertenencias queridas. La primera era la dentadura postiza. Habitaba una choza de cañas de unos diez metros cuadrados en los que ordenaba el escaso mobiliario; la hamaca de yute, el cajón cervecero sosteniendo la hornilla de queroseno, y una mesa alta, muy alta, porque cuando sintió por primera vez dolores en la espalda supo que los años se le echaban encima y decidió sentarse lo menos posible.


By Luis Sepúlveda !

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